Metodologías ágiles, ¿qué son y cómo afectan a la empresa?

por Equipo BMC

En los últimos años, la realidad del mundo empresarial ha ido cambiando a velocidades de vértigo. La irrupción de las nuevas tecnologías impulsó un mercado cada vez mayor que demanda software y programas que cubran las nuevas necesidades de los usuarios. 

Este nuevo mercado se mueve a una velocidad mucho mayor que los mercados tradicionales y ha imprimido un nuevo ritmo a las relaciones empresariales. Ritmo que era imposible de seguir con los tradicionales métodos de desarrollo de proyectos en las empresas, por lo que fue necesaria la creación de metodologías más ágiles. 

La redacción del “Manifiesto Agile” 

Estas metodologías ágiles fueron desarrolladas por un grupo de empresarios de software de Utah. Los métodos tradicionales de desarrollo de proyectos resultaban demasiado lentos para un mercado cuyas demandas cambiaban con demasiada velocidad. Es por este motivo que decidieron juntarse los empresarios, para poner en común sus mejores prácticas y llegar a desarrollar un nuevo modelo de desarrollo de proyectos. 

Así llegaron a crear el “Manifiesto Agile”, un modelo de mejora continua, donde el proyecto se trocea en partes muy pequeñas y todo se crea, se comprueba y se mejora a la vez. Así llegaron a conseguir un sistema constante y rápido, con plazos de entregas reducidos y que busca centrar la atención en cada tarea encomendada. 

La metodología Agile 

La metodología Agile consiste en partir del proyecto general e ir desmenuzándolo en pequeñas tareas para poder centrarse de manera concreta en cada una de ellas. El equipo de desarrollo también se desmenuzará en pequeños equipos y, todos a la vez, irán desarrollando en paralelo cada una de estas tareas. 

El desarrollo de proyectos tradicional se realizaba en cascada. Esto es, se empezaba por el principio y poco a poco se iba desarrollando de forma totalmente lineal, hasta tener un producto final que se entregaba al cliente. Esto dilataba muchísimo los tiempos: el desarrollo del proyecto se alargaba, la aprobación del cliente tardaba mucho y los cambios que pedían podían trastocar todo el proyecto. En muchos casos, cuando por fin estaba terminado el proyecto, el mercado ya demandaba otra cosa. 

Utilizando metodologías ágiles, las diferentes micro tareas se desarrollan, validan y perfeccionan en paralelo. De esta forma, todos los equipos están trabajando a la vez y el cliente siempre tiene pequeñas decisiones que ir confirmando. 

Un elemento fundamental en estas metodologías es la comunicación entre miembros y entre equipos. Todo el mundo sabe en todo momento en que punto del proyecto se encuentran los demás. Por este motivo, cada día se realizan los “dailys”, unas pequeñas reuniones, muy ágiles, en las que cada miembro del equipo explica qué ha hecho el día anterior, que hará ese día y qué bloqueantes puede tener. De esta manera, se evitan las reuniones interminables que suelen ser poco productivas y ralentizan mucho los proyectos. 

Las principales ventajas de la metodología Agile son: 

  • Rapidez: Se acortan los ciclos de producción y se minimizan los tiempos de reacción y la toma de decisiones. 
  • Mejora de la calidad: Se minimizan los errores al presentarse en pequeños entregables y se mejora la experiencia para el cliente. 
  • Aumento de la productividad: Al asignar los recursos de manera específica y dinámica, se puede mejorar la producción según las prioridades de la empresa. 
  • Mayor compromiso: Ayuda a generar conciencia de equipos y mejora la satisfacción del empleado. 

De esta manera, se lograron condensar en pocos meses, proyectos que antes podían durar un par de años. 

Ventajas de las metodologías ágiles 

A día de hoy, son muchas las empresas que se han decantado por esta tecnología. Esto se debe a las grandes ventajas que aporta: 

  • Ayuda a trabajar más rápido: Al trocear los procesos pueden acelerarse y conseguir que sean más eficientes. Al trabajar con entregas parciales y una supervisión continua, se pueden detectar los fallos a tiempo y hacer rápidas mejoras. 
  • Ahorra tiempos y costes: La agilidad en los proyectos permite ahorrar costes. Además, troceando las tareas se pueden definir muy bien los costes, las metas y las previsiones. Ahorrando tiempo y controlando costes, consiguen ser mucho más eficientes. 
  • Detección rápida de los errores: Con las entregas rápidas de pequeñas tareas, se pueden detectar los errores rápidamente y arreglarlos antes de que supongan un gran escollo en mitad del proyecto. 
  • Mejora la calidad del producto: La revisión continua de errores permite una mejora continua del producto, de manera que el resultado final sea mucho más eficiente que en las metodologías tradicionales. 

Hoy en día, estas metodologías agiles están totalmente implementadas en grandes empresas como Google o Windows, que incluso han desarrollado sus propios métodos. Poco a poco, estas metodologías son absorbidas por empresas más allá del sector digital y empiezan a estandarizarse en empresas de cualquier tipo. Probablemente, tú también las has utilizado alguna vez sin ser consciente de que estabas empleando el “Método Agile”. Ahora ya podrás emplearlo de manera consciente.